LA DIGNIDAD: CASO CENSO NACIONAL
Por:José Rosario Jiménez
Los desafíos fundamentales de la sociedad actual consisten en recuperar la confianza en los valores del hombre, en sus múltiples relaciones: consigo mismo, con los demás, con el mundo y con la trascendencia.
En estos desafíos, el Estado ejerce un rol extraordinario, en cuanto vigilante de las virtudes y limitaciones de los ciudadanos en su conjunto. En tal sentido la dignidad constituye la fuerza moral que debe cumplir y hacer cumplir el Estado para que pueda existir la verdadera independencia moral, lo cual sería sostén eficaz para que sea digno de respecto en la nación dominicana, y en cualquier nación.
Como dice José Ingenieros, en Las Fuerzas Morales, “cuando es imposible hablar con dignidad, sólo es lícito callar”.
Es indigno en cualquier país el hecho de que el Estado, en cuanto vigilante de la nación, transite sus derroteros en ausencia de los planes generales que conduzcan a su desarrollo moral y material. Pero resulta mayor la falta de dignidad del Estado dominicano el hecho de incumplimiento de los que se propone.
Me parece indigno e indignante lo que está pasando en el Censo Nacional.
La nación y la juventud dominicana, estamos aprendiendo del Estado que lo prometido se puede incumplir, que lo planeado puede fallar en su realización, sin que tal incumplimiento sea inmoralidad. El más alto nivel de organización de la nación dominicana no cumple sus planes o carece de ellos. Por lo cual sólo es digno que calle, porque no es lícito hablar sin dignidad.
Los millares de jóvenes llamados a servir a la nación como supervisores o empadronadores han dejado de realizar tareas de primer orden para ellos y sus familiares, han planeado servir con esmero y entrega en sus localidades respectivas; sin embargo, el Estado dominicano, en su plan macabro, o falta de plan, ha sido modelo de irresponsabilidad sin límites. La responsabilidad dignifica a un estado ante la nación que representa, pero nuestro Estado no nos dignifica.
No es digno que un ciudadano haya sido inducido a desorganizar sus planes cotidianos, motivado por el Estado a cumplir una obligación tan primordial e importante como es supervisar o empadronar, para luego postergar ese compromiso del Estado por causa de falta de plan, desorden o caos.
Ya que los dominicanos estamos desamparados y faltos de un Estado digno y responsable, que pueda servir de ejemplo y paradigma a las futuras generaciones, sólo nos queda crear nuestras propias fuerzas morales, que son las únicas que nos quedan.
Esperamos, aunque ya la mancha de la irresponsabilidad está ahí, que el Estado, a través de la Oficina Nacional de Estadística, cumpla y haga cumplir las obligaciones que se ha propuesto para la realización del Censo Nacional, para que sepamos cuántos somos y qué tenemos, porque lo que había, YA SE LO LLEVARON LOS FUNCIONARIOS Y LOS POLITICOS.
Continuará………………………………………………………………………………..
El AUTOR: Catedrático UASD. Filósofo y Abogado.